lunes, 26 de abril de 2010

SpainArt inaugura en la Galería Municipal de Bratislava

El arte canario triunfa en Eslovaquia

•Más de 3.000 personas han visitado la exposición en la primera semana de exhibición

•Cerca de trecientas personas, entre las que se encontraba la mayor parte del cuerpo diplomático acreditado en este país, coleccionistas y expertos de la sociedad eslovaca, asistieron al acto de apertura de esta exposición que muestra las tendencias artísticas canarias a lo largo del siglo XX


La exposición ‘Pintura Canaria del siglo XX’, un proyecto de SpainArt-Asociación para la Promoción del Arte Español y el Intercambio Cultural, respaldado por el Gobierno de Canarias en el marco del programa Septenio, se inauguró el pasado miércoles 21 de abril en la Galería Municipal de Bratislava (Eslovaquia), con la asistencia de cerca de trescientas personas, entre las que se encontraba la mayor parte del cuerpo diplomático acreditado en este país, coleccionistas y expertos de la sociedad eslovaca. El éxito de la convocatoria, que ha tenido una repercusión extraordinaria en los medios de comunicación eslovacos, llevó al embajador español a calificar la muestra como “la más importante realizada durante el semestre de presidencia española en la Unión Europea”. Una semana después nos sorprende la magnífica acogida manifestada con más de 3.000 visitantes que han acudido a disfrutar con el saber hacer de los artistas canarios, lo que viene a confirmar el acierto de esta iniciativa de SpainArt.
Al acto de apertura asistió el secretario de Estado de Cultura eslovaco y una nutrida representación de las embajadas acreditadas en Bratislava. La excelente acogida que ha tenido la exposición ha venido a demostrar que “Canarias no sólo es un paraíso turístico, sino que además es un foco cultural de primer orden”, como señaló el viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, Alberto Delgado.
Por su parte, Marcela Tosal, presidenta de la institución organizadora de la exposición (SpainArt), explicó que este proyecto pretende mostrar una retrospectiva del arte canario de la última centuria y pone de relieve relaciones artísticas entre la Antigua Checoslovaquia y Canarias, promovidas por Óscar Domínguez en los años treinta. La presidenta de la institución promotora del proyecto, destacó la implicación del Gobierno de Canarias apoyando esta iniciativa que ha contado además con el respaldo de las Embajadas de España en Bratislava y Praga, conjuntamente con la aportación de varias empresas e incluso del Ministerio de Cultura eslovaco.
La extraordinaria muestra pictórica está comisariada por los historiadores del Arte Fernando Castro Borrego y Pavel Stepanek. Hasta el 21 de junio se podrán contemplar las setenta obras de dieciséis artistas isleños en la capital eslovaca, para posteriormente, durante julio y agosto, instalarse en el Nuevo Ayuntamiento de Praga (República Checa).
El viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, Alberto Delgado Prieto, remarcó la importancia de la selección de estas setenta obras de dieciséis pintores isleños con gran proyección exterior que ofrece un sugerente recorrido por todas las corrientes e influencias de las que se ha nutrido el arte canario durante los últimos cien años.
Representantes de las embajadas de lugares tan distantes entre sí como la India y Grecia, dieron fe de la excelente selección de obra mostrada, que ha quedado como un hito en la historia del arte canario en el extranjero.
El espaldarazo definitivo ha venido de la mano de unas jornadas de puertas abiertas que han posibilitado la increíble cifra de más de 3.000 visitantes en la primera semana en que se exhibe esta muestra.
Otros detalles de los artistas
La selección de unas setenta obras de dieciséis pintores isleños con gran proyección exterior ofrece un sugerente recorrido por todas las corrientes e influencias de las que se ha nutrido el arte canario durante los últimos cien años. Así podrá apreciarlo el público de la mano de la producción artística de Óscar Domínguez (1906-1957), Jorge Oramas (1911-1935), César Manrique (1919-1992), Manolo Millares (1926-1972), Pedro González (1927), Félix Juan Bordes (1939), Juan José Gil (1947), Paco Sánchez (1947), Gonzalo González (1950), Fernando Álamo (1952), Carlos Matallana (1956), Juan Gopar (1958), Carmen Cólogan (1959), Cristina Gámez (1964), Pipo Hernández Rivero (1966) y Santiago Palenzuela (1967).
Óscar Dominguez encabeza este itinerario, tanto desde el punto de vista cronológico como por su mencionada aportación a los flujos culturales entre Canarias y esta zona de Europa. En pocas ocasiones el público de la República Checa y Eslovaquia ha podido conocer el arte contemporáneo español. Sin embargo, es poco conocido el hecho de que Domínguez expuso varias veces y con gran éxito en estos países, pasó largas temporadas en Praga y Olomouc y entabló amistad con numerosos artistas checoslovacos. Todo ello a raiz de una colectiva celebrada en la capital checa en 1946, en la que el tinerfeño tomó parte.
Con estas premisas como ineludible antecedente y siguiendo el espíritu de entusiasmo de la Gaceta del Arte, hoy, más de medio siglo después y de la mano de SpainArt, el arte canario vuelve a instalarse en dos ciudades que resultaron puntos clave para la trayectoria de Domínguez.
Junto al surrealismo parisino de Óscar, acompañan la obra del maestro otras figuras de importancia decisiva para el arte canario. Destaca el comisario Fernando Castro Borrego la máxima expresión poética del agro canario de Jorge Oramas, mientras que en los sesenta se dio una reacción de signo ideológico contrapuesto: “de un lado César Manrique, heredero del naturalismo nestoriano; del otro, Manolo Millares, que profesaba una concepción del arte como autoconocimiento e identidad”. Y en medio de ello, el existencialismo humano hecho abstracción de Pedro González.
Por su parte, Félix Juan Bordes “convive el surrealismo y la preocupación antropológica, mientras que Juan José Gil y Gonzalo González (Generación de los 70) plantean una recreación metafísica y neorromántica del paisaje canario”. Otro miembro de esta generación, Fernando Álamo, “sólo está interesado en la pintura como expresión de la individualidad, sea cual sea el tema que aborde”. Es un caso similar al de Santiago Palenzuela, “para quien los motivos iconográficos son meros pretextos”.
Pipo Hernández Rivero siempre ha exhibido “un interés por los iconos de la cultura de masas y por el relato cinematográfico como signo de dicha cultura”, mientras que a Carmen Cologan “le interesan los referentes históricos, no para recrearse en ellos de un modo historicista y decadente, sino para reinterpretarlos como claves para entender el presente y orientar el camino hacia el futuro”.
Cristina Gámez, en cambio, “elabora esquemas figurativos que soslayan cualquier relación con el mundo insular. Está interesada en redefinir el nexo entre figura y ornamento. La referencia textil de sus obras está cargada de sentido simbólico. El tejido es el texto, pero también la piel”. Juan Gopar trabaja la pintura como membrana no como piel y, por último, Carlos Matallana “reinterpreta el mito del Jardín de las Hespérides”, para conmover mediante el contraste entre las imágenes idílicas y la cruda realidad de una economía marcada por el turismo.
Hitos
“Eje Praga-Tenerife”, así titula Pavel Stepanek su intervención en el catálogo que acompaña esta muestra. El historiador pone de manifiesto cómo “entre dos zonas tan distantes como la República Checa y las Islas Canarias, y en momentos cumbres, ocurrieron contactos que sobrepasan meros episodios”. Con ello, el comisario se refiere tanto a curiosos hechos ocurridos en el siglo XVI como a realidades más recientes acaecidas en la historia cultural europea, como la participación de artistas checos en la famosa exposición surrealista de Tenerife de 1935 y, en definitiva, el éxito e influencia de Domínguez en el arte checo de mediados de siglo XX, que por un tiempo se convirtió en “personalidad que llegó a jugar un papel decisivo en las relaciones checo-españolas y, en especial, checo-canarias”, explica.
Tras la segunda Guerra Mundial, Domínguez cautivó a muchos artistas checos y eslovacos, “tanto con sus obras como personalmente”, y estos le invitaron a trabajar en sus talleres durante sus repetidas estancias en el país. El interés por su obra hizo que la visita a su taller en París se convirtiera en cita obligada de los artistas checos que viajaban a la capital francesa, hasta el cese de estos viajes por las prohibiciones del régimen comunista de 1948.
De toda esta relación artística da cuenta de otro hito: la exposición ‘Óscar Domínguez’ organizada entre 1997 y 1998 con motivo del 50º aniversario de la estancia del pintor en la ciudad checa de Olomouc. Fue itinerante y ercorrió otros lugares donde Domínguez vivió o pasó estancias largas, como Bratislava –donde desde mañana vuelve a apreciarse una pequeña muestra de su obra-.
También explica Stepanek que por las mismas fechas comenzó a emerger “otra estrella canaria en el cielo artístico checo”: Manolo Millares, a quien sólo pudieron seguirle “aquellos dichosos artistas que podrán traspasar por aquella época los alambres de púa de la frontera”. Las obras de Millares aparecieron en Praga a partir de 1979, donde hasta la fecha ha tomado parte en importantes exposiciones de carácter retrospectivo. Tras la “revolución de terciopelo” también se celebró en Praga otra magna exposición dedicada a César Manrique, mientras que Martín Chirino expuso sus esculturas en el palacio Belvedere de la capital checa hace pocos años.